Un adolescente desaparece en un pequeño pueblo lejos de la ciudad. Mateo es uno de los principales sospechosos, porque fue quien lo vio por última vez. Todo se complica cuando el cuerpo de Luciano Avalos es encontrado sin vida.
El comisario Ledesma interroga a Mateo y a su padre para tratar de entender qué es lo que pasó con el adolecente desaparecido. Paula, la psicopedagoga del colegio, descubre algo extraño.
Al parecer, alguien está borrando las evidencias de un supuesto asesinato. Al mismo tiempo, varias personas -e incluso el mismo Mateo- parecen ocultar parte de la verdad.
Mateo padece de alucinaciones. Un cuaderno donde retrata parte de sus visiones parece ser la clave para seguir las pistas del crimen. Paula seguirá a fondo una pista que la lleva hacia oscuros rincones del pueblo.
El caso da un giro inesperado al descubrirse una evidencia que descarta las ideas del momento, y abren una nueva línea de investigación. La grabación de una llamada revela datos perturbadores.
Existe un vínculo entre la muerte de Luciano Avalos y la historia personal de la familia de Mateo. Todo comienza a aclararse detrás de mentiras que salen a la luz. Al parecer hay más implicados de los que parece.
La madre de Luciano busca justicia, incluso cuando eso signifique dar algunos pasos hacia atrás con la investigación. La policía parece querer dirigir el caso hacia donde más le conviene.
La verdad sale a la luz de una forma muy particular. La familia de Mateo, los secretos del pueblo, y una oscura situación que involucra a las autoridades del pueblo. ¿Quién es el culpable?
Mateo encuentra una inconsistencia en el relato oficial sobre la muerte de Lucho. Decide investigar a fondo junto con su padre y la madre del propio implicado.
La historia oficial y los datos forenses abren nuevas preguntas sobre la investigación, al parecer la justicia está implicada.
El fiscal de turno toma cartas en el asunto, al mismo tiempo que alumnos del colegio admiten tener información que antes evitaron.
Parte de la verdad sale a la luz y eso impulsa a Alejo y Celina a accionar más claramente. Hay corrupción dentro de la comisaría y al parecer, protegen a alguien más.
El suicidio de Juan esta directamente relacionado con la verdad y la historia que se quiere esconder, detrás de la muete de Luciano Avalos.
Celina intuye que los padres de Juan Gagliardi escoden algo, entre ellos Carlos el director del colegio. Venta de drogas y conexiones que implican a la policia.
A la luz de la nueva evidencia, se entiende que Mateo no fue el responsable de la muerte de Lucho. Pero entonces, ¿Quién fue y a quien defienden?
Todo lo que pasó ese día se resignifica, tanto la versión de la muerte de Lucho, como su posible conexión con el suicidio de Juan.
