Las elecciones generales traen un nuevo ministro: Teodoro Ibáñez, procedente de un partido regionalista y dispuesto a evolucionar la vida del cuerpo de élite. El recién llegado no entiende la necesidad de este equipo y amenaza con cerrar la base. Sus intervenciones públicas no son mucho más acertadas y se termina generando un clima de crispación con Venezuela, echando al traste las relaciones bilaterales con este país tras un desafortunado comentario. Ante la gravedad de la situación, el cuerpo de élite se pone en marcha para resolver la crisis diplomática y evitar que el nuevo ministro lo enrede todo aún más.