Un variopinto grupo de rebeldes se enfrentó a un imperio, entre ellos no sólo estaban los padres fundadores y futuros presidentes del país sino también los héroes olvidados de la revolución americana, hombres y mujeres que lo arriesgarían todo por su lucha por la independencia, que tomarían las riendas de su destino y forjarían una nación. Cinco patriotas desconocidos serán cruciales en los primeros momentos de la revolución americana que comenzó como una demostración de malestar de los colonos por las relaciones entre Gran Bretaña y las colonias pero que finalmente estalla en una guerra total por la independencia.
Habían pasado 14 meses desde la primera batalla importante en la revolución americana en Banker Hill, siete semanas antes los padres fundadores habían firmado la declaración de independencia, anunciando el nacimiento de una nación, pero con el ejército continental de George Washington al borde de la aniquilación, la nueva nación no parecía tener un futuro muy alentador. La guerra se había traslado al sur, de Boston a Nueva York, donde George Washington y sus 19000 soldados estaban siendo barridos por los 32000 casacas rojas del ejército británico, la mayor fuerza de invasión jamás reunida por el imperio, que era además un ejército mucho más eficiente que el ejército continental, que era una fuerza indisciplinada de voluntarios contra el ejército profesional de los cascas rojas.
La revolución americana parece condenada al fracaso cuando el ejército británico lanza una nueva campaña en el sur, pero cinco patriotas anónimos ayudaron a revertir el curso de la guerra y sorprender al mundo. Nancy Hart, una madre de Georgia de ocho niños, se enfrenta a una patrulla de leales sola mano; Elizabeth Burgin intenta un audaz rescate de prisioneros de guerra estadounidenses en Brooklyn; un soldado de tamaño gigante llamado Peter Francisco se convierte en una leyenda en el campo de batalla; un esclavo de Virginia, James Armistead, roba secretos clave que conducen a una impresionante victoria en Yorktown; y una adolescente llamada Betty Zane se enfrenta a muerte en la batalla final de la Revolución.
El cuatro de julio de 1776. En un día de altas emociones, horas después de la declaración de independencia, el Congreso pidió a Thomas Jefferson, Benjamin Franklin, John Adams que eligieran un emblema para el país recien creado, Estados Unidos. ¿Qué símbolo que representaría mejor una nueva nación soberana y un pueblo libre? El comité miró primero hacia la historia y comenzó con un diseño clásico. Entonces intervino la inspiración dirigieron sus miradas hacia la naturaleza, hacia algo poderoso que estuviese vivo. El águila calva o pigargo americano, era típicamente americano además de ser un animal llamativo con sus grandes ojos, pico amarillo y cabeza blanca, era el emblema perfecto para una nación con aspiraciones crecientes. Desde entonces, el águila americana ha tenido vaivenes de la fortuna casi tan dramáticos como los de los Estados Unidos.
El primer episodio de la guerra civil americana en color examina las tensiones culturales y políticas que desembocaron en la guerra más contada y sangrienta que se ha librado en suelo estadounidense. Las cuestiones de la esclavitud y los derechos de los estados provocaron una profunda división entre el norte y el sur, con hermanos luchando entre sí y familias que fueron destrozadas. Lo que en su día fue una guerra inimaginable hoy es vista como inevitable.
El segundo episodio de la serie examina las innovaciones tecnológicas que inclinaron la balanza de poder de un bando a otro y que cambiaron para siempre la forma de librar batallas. Las naves acorazadas, los submarinos, los globos aerostáticos o el invento del telégrafo fueron utilizados tanto por el Norte como por el Sur en su búsqueda desesperada por obtener ventajas estratégicas aun a riesgo de perder definitivamente la guerra.
La Guerra de Secesión desgarró a todo un país: enfrentó al norte contra el sur, a hermano contra hermano. A lo largo de cuatro años, más de 750.000 personas, entre militares y civiles, fueron sacrificadas para hacer de EE UU una unión más perfecta, donde los derechos humanos estuviesen garantizados para todos.
El último episodio de la serie analiza la repercusión que la Guerra de Secesión tuvo en la historia de EE UU. Mientras la niebla de la guerra se disipaba, el país cayó en una profunda recesión y los supervivientes siguieron luchando para curar sus heridas físicas y psicológicas. El fin de la esclavitud no garantizó la igualdad, y el choque entre las leyes federales y estatales provocó que la vida de los antiguos esclavos del sureste fuera incluso más dura. El legado de la Guerra de Secesión fue la supervivencia de una nación y, aunque se ha avanzado mucho desde entonces, no son pocos los que piensan que las heridas infligidas a la sociedad estadounidense durante el conflicto no han cicatrizado del todo aún.