Ángel Cristo sigue tratando de convencer a Bárbara Rey para que participe en la gala y poder salvar el circo. Ella, entretanto, toma conciencia de que sigue siendo el segundo plato para todos los hombres que la cortejan, desde Paquirri hasta el Rey. Harta de ese ninguneo, de ser siempre la otra, Bárbara decide ajustar cuentas con los dos y lanzar un desafío al monarca.