Dos alumnos de un colegio religioso mueren acribillados a tiros en una de las aulas. El testimonio de un testigo hace que la investigación tome una dirección inesperada: el asesino vestía sotana y llevaba un pasamontañas que tapaba su rostro. Todo apunta a que uno de los sacerdotes del colegio es el responsable del asesinato de los dos chavales. Pero pronto se descubre que las víctimas tenían mucho que ocultar. Por otro lado, el dueño de un invernadero aparece muerto sobre un lecho de flores. ¿Quién habrá acabado con la vida de este hombre que en apariencia no tenía ningún enemigo?.
La brigada tiene como misión encontrar a un niño aparentemente secuestrado. El caso se complica cuando descubren que el menor es diabético y necesita inyectarse insulina con regularidad o, de lo contrario, morirá. Mientras tanto, Álex se ve obligada a trabajar con Sofía en un caso que en principio parece un simple atropello, pero en el que pronto descubrirán que hay mucho más que un simple accidente.
Una joven y guapa venezolana aparece degollada en un descampado a las afueras de la ciudad y cerca de una zona de prostitución. La investigación de la policía destapará que se trata de mucho más que otro crimen relacionado con la trata de blancas. Al parecer, la víctima fue asesinada en su casa y alguien ha tratado de borrar todas las huellas, pero sin éxito. Las investigaciones de la brigada en este crimen coinciden con la visita del futuro candidato a la alcaldía. Aunque algunos de los agentes se muestran contrarios a la idea de tener que recibir a un político en pre-campaña electoral, Mateo insiste en que todos deben de cumplir el protocolo. Pero quizá la visita no suponga una pérdida de tiempo para los investigadores.
