Rosario Guerrero creció entre su padre, su madre y los mariachis del bar Plaza Garibaldi. Pero ahora, su madre, Doña Raquel, quiere venderlo. Al enterarse, Rosario enfrenta un duro desacuerdo familiar. Emiliano Sánchez entra en crisis cuando su concierto es interceptado y lo acusan de ilegalidad. Decidido a limpiar su nombre, escapa convencido de que todo saldrá bien.
El Coloso llega a Plaza Garibaldi y le pide perdón a Rosario. Le ofrece ayuda económica para salvar el bar, pero ella lo rechaza con firmeza. Emiliano llega a Bogotá y se esconde en un hotel. La policía intercepta su llamada, mientras que Rosario y El Coloso triunfan con una serenata justo allí para recuperar la Plaza Garibaldi.
Emiliano huye del hotel buscando escapar, mientras Rosario y su equipo regresan a Plaza Garibaldi. En el camino ocurre un inesperado incidente. Tras escapar del hospital, Rosario le ofrece refugio a Emiliano en Plaza Garibaldi y lo ayuda a curar sus heridas, pero Coloso se muestra incómodo ante la situación.
Emiliano queda cautivado al escuchar a Rosario ensayar con el mariachi de Plaza Garibaldi. Ella lo invita a su presentación. Emiliano aparece en Plaza Garibaldi antes de entregarse y sorprende al tomar la consola y aportar al ensayo.
Rosario canta por primera vez con Emiliano y se sorprende al descubrir el talento en su voz. Mientras Emiliano le habla a Rosario sobre su relación con su padre, en México, su padre es atacado. Corona autoriza al sicario para atacar al padre de Emiliano.
En medio del bullicio y los aromas envolventes de la plaza de mercado, Rosario y Emiliano protagonizan una cita fuera de lo común. Rosario recibe una emotiva sorpresa cuando El Coloso, junto a los mariachis, revela la renovación completa del bar. Con nuevos detalles, una ambientación más cálida y espacios mejorados, el Garibaldi cobra nueva vida sin perder su esencia.
Emiliano entra a la cocina del Garibaldi para apoyar a Rosario y aportar su toque especial. Su presencia no solo aligera el trabajo, sino que también sorprende a Rosario. Rosario queda muy agradecida con Emiliano por su valiosa ayuda en la cocina del Garibaldi. Su apoyo llega en el momento justo.
Rosario y Emiliano comparten algo más que una canción: tras una conexión única mientras cantaban juntos, el momento culmina con un beso inesperado que desató una tormenta de emociones. Después del beso con Emiliano, Rosario se siente desbordada por las emociones y la incertidumbre. Sin saber qué pensar, recurre a su mamá para desahogarse.
Rosario visita a Emiliano en un momento clave, le devuelve el dinero que él le había dejado y, con una conversación cargada de sinceridad, logra hacerlo dudar sobre su decisión de abandonar el país. Rosario le cuenta a Katia los detalles de su primer beso con Emiliano, recordando cada instante con emoción y nerviosismo. Al mismo tiempo, confiesa lo triste que se siente por no conocer casi nada sobre él.
Emiliano acepta la propuesta de Rosario y se convierte oficialmente en el nuevo cocinero del Garibaldi. Su llegada es celebrada con entusiasmo por los músicos. Sin embargo, El Coloso no comparte la alegría del grupo y deja en evidencia su incomodidad con la decisión. El Mil Amores descubre que Emiliano está en problemas con la policía, tras enterarse de sus vínculos con el Clan Nueva Frontera. Aunque la noticia lo toma por sorpresa, decide ayudarlo y lo pone a salvo justo cuando las autoridades estaban a punto de atraparlo.
El Coloso cree tener todo bajo control para impresionar a los productores en el Plaza Garibaldi. Confía en que esta será la oportunidad perfecta para mostrar el talento del grupo y abrirle el camino al éxito. Sin embargo, las cosas no salen como esperaba. Preocupada por no tener noticias de Emiliano, Rosario decide pedirle ayuda al Coloso. Juntos planean una publicación en redes sociales con la esperanza de que alguien pueda dar información sobre su paradero.
El Coloso le expresa a Rosario su preocupación por el desempeño de Sigifredo, señalando que ya no está en condiciones óptimas para seguir tocando en el Plaza Garibaldi. Ante esta situación, insiste en la necesidad de hacer cambios importantes en el grupo musical. Rosario enfrenta la difícil tarea de comunicarle a Sigifredo que, debido a su estado, ya no puede continuar tocando en el Plaza Garibaldi. Sin embargo, la nobleza y el gran corazón de Sigifredo complican esta decisión.
Rosario queda profundamente conmovida al descubrir las difíciles condiciones en las que vive Sigifredo. Al confirmar su grave problema de oído, no duda en comprometerse a ayudarlo. Emiliano le explica a Rosario y a su mamá las razones que le impidieron llegar a tiempo al Plaza Garibaldi, El Coloso aprovecha la ocasión para lanzarle comentarios punzantes, insinuando que todo salió mal por su culpa, especialmente en la cocina.
Rosario, dejándose llevar por sus sentimientos, intenta besar a Emiliano, pero él no responde al gesto. Dolida y confundida, ella se molesta de inmediato. Emiliano intenta explicarle que aún tiene muchas cosas por resolver en su vida y que no puede entregarse a una relación mientras no aclare su propio camino. Tras el desplante de Emiliano, Rosario no puede ocultar su molestia y tristeza. Su estado de ánimo no pasa desapercibido, y El Coloso aprovecha el momento para acercarse, ofrecerle su apoyo y estar a su lado.
Rosario le confiesa a Sigifredo que su padre falleció en medio de la quiebra, una situación en la que él, como amigo cercano, también estuvo involucrado. A pesar de todo, Rosario decide perdonarlo y le ofrece su ayuda en este difícil momento. El Coloso le da a Rosario una sorpresa inolvidable al cumplirle uno de sus más grandes anhelos: tener su propio estudio de grabación. Conmovida y agradecida, Rosario recibe este regalo como una oportunidad para desarrollar todo su talento interpretando rancheras.
Rosario está atravesando un importante momento a nivel profesional tras la grabación de su canción, gracias a la oportunidad que le dio Coloso. Mientras que, Francisco se deleita al escucharla en vivo, demostrando gran admiración por su talento. Francisco le expresa a Rosario lo orgulloso que se siente de su lanzamiento musical y la intérprete le confirma que pese a las diferencias que vivieron en el pasado, conserven una buena amistad.
Francisco tiene una conversación con El Coloso recordando un difícil momento que atravesó en el pasado al irse de celebración con sus amigos y enterarse de que su madre había fallecido. Tras el reciente lanzamiento musical de Rosario, su grandiosa voz conquista La Plaza Garibaldi. Mientras tanto, El Coloso conversa con un socio para solicitarle un préstamo de dinero.
Rosario y los mariachis ofrecieron una presentación impecable ante los productores, quienes no pudieron ocultar su grata sorpresa por la calidad y energía del espectáculo. Los productores dieron buenas noticias a Rosario y su grupo al anunciar que los ayudarán a cumplir su sueño de lanzar su música al público, brindándoles todo el apoyo necesario para lograrlo.
Emiliano no se aguanta más y sorprende a todos al interrumpir la presentación de Rosario. Frente al público, le canta una canción, dejando a todos en shock, incluida ella. Después de cantarle una canción, Emiliano se deja llevar por la emoción y le declara su amor a Rosario frente a todos en la Plaza Garibaldi. Un momento que provoca incomodidad en El Coloso, a quien no le agrada nada lo que está viendo.
La canción de Rosario suena por primera vez en la radio, marcando un hito en su camino musical. Emocionada y llena de orgullo, celebra este logro que representa el fruto de su esfuerzo y el apoyo de quienes han creído en su talento. Rosario le deja las cosas claras a Emiliano: no está dispuesta a que jueguen con sus sentimientos. Con firmeza y seguridad, marca los límites y defiende lo que siente.
Don Alfonso tiene la firme intención de comprar el Plaza Garibaldi para remodelarlo y montar su propio negocio. Rosario y El Coloso intentan convencerlo de que les dé más plazo para reunir el dinero y pagar la multa, con la esperanza de salvar el lugar que tanto amán. Rosario recibe el apoyo de su mamá tras la visita de Don Alfonso, quien quiere quedarse con el Plaza Garibaldi y poner fin al legado que dejó su padre. Juntas, madre e hija se preparan para defender el bar.
Rosario motiva a su grupo antes de salir al escenario con un mensaje claro: hay que vivir un día a la vez. Con determinación, les promete hacer todo lo posible para mantener el Plaza Garibaldi funcionando. El Coloso, conmovido por su fortaleza, aprovecha el momento para reafirmarle su apoyo incondicional. Rosario se sincera con Emiliano sobre la presión que siente al tener que decidir el futuro del Plaza Garibaldi, consciente de que su elección podría afectar a personas que aprecia profundamente. Emiliano, con empatía, la alienta a seguir adelante y le comparte las decisiones difíciles que también ha enfrentado en su vida.
El Coloso deja clara su posición frente a Emiliano al sorprenderlo conversando a solas con Rosario. Con firmeza, le expresa su inconformidad y le advierte que está dispuesto a entrar en el juego por el amor de Rosario. Emiliano recibe una sorpresiva llamada de Ivel que lo deja desconcertado, pero no duda en pedirle ayuda, consciente de que podría ser clave para resolver su situación actual. Mil Amores no puede evitar dudar de las verdaderas intenciones de Ivel y previene a Emiliano.
Sigifredo advierte a Rosario sobre las acciones del Coloso con Don Héctor, pero justo cuando está a punto de revelar toda la verdad, una llamada inesperada interrumpe la conversación, dando al Coloso la oportunidad de mantener sus secretos ocultos. La entrevista de Rosario y su grupo no salió como esperaban. Durante la presentación, no lograron promocionar ni al Plaza Garibaldi ni al grupo, debido a que el periodista interrumpió la entrevista para promocionar a otra artista. Esta situación molestó a Rosario, quien no dudó en hacerle un reclamo.
Ivel le dedica unas palabras de apoyo a Rosario para motivarla a continuar con su carrera musical, reconociendo el talento que posee. Mientras tanto, Gregorio y Guadalupe aprovechan el momento para registrar el Plaza Garibaldi en busca de Emiliano. Rosario y su agrupación celebran la visibilidad que les dio la visita de Ivel, un impulso que no solo benefició al bar, sino también a su carrera y a la del Coloso.
Rosario celebra con Emiliano un momento de esperanza para el bar, tras la visita de Ivel. Con ilusión y motivación, ambos sueñan con un nuevo comienzo que impulse el futuro del negocio y renueve el espíritu del Plaza Garibaldi. El encuentro entre Rosario y Emiliano es interrumpido por una llamada urgente de Sigifredo, quien la alerta sobre la presencia de intrusos en el Plaza Garibaldi. Preocupada, Rosario le pide que se retire de inmediato y evite cualquier enfrentamiento.
Rosario solicita a Sigifredo que se disculpe con El Coloso tras acusarlo de ser responsable del incidente con los intrusos en el bar. Sin embargo, Sigifredo se mantiene firme en su versión, convencido de lo que presenció en Plaza Garibaldi. Rosario se emociona profundamente tras la gran respuesta a su entrevista en televisión. Una ola de llamadas y mensajes de apoyo y admiración llegó desde diferentes partes, destacando el impacto positivo de su participación. Este momento refleja no solo su talento, sino también la conexión auténtica que ha logrado con su audiencia.
Emiliano no puede ocultar sus nervios ante la idea de subirse al escenario, pero Rosario lo impulsa con firmeza, animándolo a aprovechar la visita del Chile Basán con un show inolvidable. Sin embargo, El Coloso no está del todo de acuerdo con la presentación. Rosario asume el rol de mediadora entre El "Mil Amores" y "Mañanitas", buscando que dejen a un lado sus diferencias y se enfoquen en lo verdaderamente importante: la presentación de la noche. La presión aumenta, ya que el Chile Basán estará presente evaluando no solo el desempeño de Rosario, sino también el trabajo en equipo de toda la agrupación. Una noche clave que podría marcar su futuro artístico.
Tras su audición frente al manager Chile Basán, Rosario vive un momento inesperado: Ivel se le acerca en privado y, con tono serio, le pide que se cuide y que no confíe en nadie. La advertencia toma por sorpresa a Rosario, quien no entiende el motivo del mensaje ni la intención detrás de las palabras de Ivel. Chile Basán le propone a Rosario representar su carrera artística, pero le recomienda leer muy bien el contrato. Aunque la oferta suena prometedora, sus palabras despiertan dudas en Rosario, sobre todo cuando le dice que no lo busque, que ellos se encargarán de contactarla.
Rosario le comparte a Emiliano una noticia que la llena de emoción: firmará contrato con el reconocido productor Chile Basán. Pero, para sorpresa de ella, Emiliano no celebra la decisión con el mismo entusiasmo. Con tono serio, Emiliano le aconseja a Rosario que no se apresure, que analice bien sus opciones y no se deje deslumbrar por promesas rápidas. Rosario sorprende a su agrupación al contarles que recibió una propuesta del Chile Basán para iniciar su carrera musical. Conmovida, les agradece el apoyo incondicional en sus momentos más difíciles y les promete que se los llevará con ella pase lo que pase.
Rosario le pide a Emiliano dejar la cocina a un lado, ponerse el traje de su padre y subir con ellos a la tarima para cantar en la noche de los Santos Difuntos en el Plaza Garibaldi, un evento que honra la memoria de los seres queridos. El Chile Basán quedó fascinado con la voz de Rosario y ahora está más decidido que nunca en representarla. Rosario se muestra entusiasmada con esta gran oportunidad, mientras que Ivel expresa su preocupación y no comparte el mismo entusiasmo.
