Elena revisa el video que recibió tras el suicidio de Vistas en el que una joven está siendo torturada por un chico que puede ser su hijo Lucas. Le pide que no le busque. Mariajo, la hacker de la BAC, lleva meses rastreando un servidor en Internet que por fin se ha activado; alguien se ha conectado desde Rivas. Resulta ser un menor que ha pagado 3000 euros para conectarse a la tortura en directo de una joven, pero la BAC observa impotente la tortura sin poder llegar a tiempo. Revisando las imágenes logran deducir que se ha grabado desde una zona lluviosa. El cadáver lo encuentran en un rio y Buendía localiza su identidad gracias a una rara anomalía genética de la víctima. Se llama Aisha Bassir. Elena fuerza a Daniel, el menor detenido y consigue que éste reconozca a Dimas y a Pavel, los verdugos encapuchados y les de otro nombre, el de Yarum, el hombre al que pagó 3000 euros por recibir el enlace. Elena ordena, a Orduño y Chesca, investigar en la zona donde fue encontrada.
Marina juega con el niño que secuestraron. Intenta distraerle, pero Dimas se lo lleva pese a los lloros del pequeño y las quejas de la mujer, que sabe que aún no está preparado. Elena visita a Mar, el único contacto de Aisha, acompañada de un Zárate muy desmejorado. Mar, adicta y decadente, se angustia al saber lo sucedido. Cuidaba de ella como de su propia hija. Aurora y Aisha desaparecieron del Centro La Esperanza al mismo tiempo. Según Mar, no son las únicas que han desaparecido. Este dato lleva a Elena y a Zárate a visitar el colegio donde conocen a Rocío Narváez, su directora, que les explica que son muchas las que se escapan del centro cuando están a punto de cumplir 18 como es el caso de ambas. Por su parte, Chesca y Orduño localizan la nave donde torturaron y mataron a Aisha, pero hay restos de ADN de más personas.
Buendía deduce que las torturas que realizan a las chicas no son sistemáticas, parecen dirigidas y el que más paga, más derechos tiene. Además, Casto advierte a Elena que tenga cuidado con sus superiores; han detenido a Nahin y eso no les va a gustar. El comisario Rentero le pide que se centre en buscar a Aurora. Buendía rebusca en los archivos de prensa del año 91 y localiza el caso de tres menores fugados de un orfanato, encontrados muertos y sin pulgares. Interroga a Casto y concreta que la historia no se repite, sino que continúa. Una estrategia de dominación que viene de antes. La BAC está muy divida. El mal rollo se deja sentir, pero Elena no está dispuesta a detenerse. Además, consigue una pista que Casto le brinda antes de irse.
Dimas ha hecho que el niño reaccione y se endurezca, entregando su alma como un gladiador. Mientras, la BAC está destrozada. La policía ha arrasado y se ha llevado todo, pero también han entrado en las casas de todos y lo peor es que han perdido toda la investigación. Elena se entera de que Zárate ha sido detenido y reacciona cubriendo a su compañero ante el comisario Rentero. La inspectora explica a Zárate su estrategia para liberarle; le necesita para acercarse a Kortabarria. Es su única baza. Chesca y Elena localizan a Caracaja, un tipo que sabe dónde se mueve Kortabarria y cómo accede a sus subastas de mujeres. El equipo organiza el operativo que será casi un suicidio para Zárate.
Dimas prepara al muchacho para su próxima pelea. Mientras, Marina le cura sus manos tras el combate, pero el chico está pensando en lo que sucedió hace unos años, cuando soltó la mano de su madre. Buendía y Elena analizan la situación tras el operativo. Reme, la contable, está detenida y deben averiguar donde guardaba el dinero que no ha sido encontrado tras la inspección. Elena decide interrogar al juez Zamora y a la exdirectora del orfanato, Villacampa, a pesar de la bronca que tiene con Mariajo, que lo ve arriesgado. Elena trata de acorralarlos, pero solo consigue enfadarlos. Sin embargo, con Reme, tienen más suerte. Chesca se infiltrará en uno de los operativos más complicados como invitada a un palco de una plaza de toros.
El comisario Rentero decide detener a Elena, pero cuando descubre que tienen a Chesca y que Lucas, el hijo de la inspectora, está vivo y en la red, le suelta. Buendía y Zárate localizan en la finca una fosa común con cadáveres sin pulgares; algunos llevan décadas muertos. Chesca intenta minar a Lucas recordando a su madre, pero entra Dimas y, sin mediar palabra, le arranca el pulgar. Mariajo explica a Orduño que alguien les está delatando y, por la zona de la llamada, puede ser alguien cercano a él o a Zárate. Trata de localizar a Zárate, pero se ha ido a por droga y acaba en manos de El Capi que le da lo que busca y un móvil para tenerlo controlado.
Dimas consigue anular la fragilidad de Lucas, en shock, llevándole a conocer a La Madre, que le marca a hierro con el sello que identifica a los herederos malditos, le bautiza con el nombre de Caín y le asegura que su única madre es ella. Por su parte, Elena y Orduño tratan de sonsacar información a Marina, pero es imposible. La presionan, pero lo único que logra balbucear es que ha vivido siempre encerrada, y reconoce que participó con Dimas en el secuestro de Lucas. Mariajo negocia con Rentero el apoyo al operativo, pero este no accede. En la BAC organizan el operativo con tal de terminar con la punta de lanza de la red y salvar a Chesca.
El cara a cara entre Lucas y Elena es una realidad. Elena intenta hacer que recuerde quién es, pero Lucas no tiene piedad. Lo compañeros de Elena intentan dar con su paradero.
