En 1994 Alison Botha tenía 27 años cuando fue secuestrada, violada y dejada por muerta. Semi decapitada y destripada, Alison se sujetó la cabeza con una mano y los intestinos con la otra y buscó ayuda. En 2025, 31 años después de su ataque, Alison sigue luchando por su vida y por mantener a sus atacantes en prisión.