Muchas veces, cuanto más cerca está la libertad, mayores son los miedos. ¿Dónde va alguien que ya no conoce a nadie fuera? ¿Cómo se evita volver a caer preso? ¿Cómo no pensar en que el tiempo pasa y que la muerte puede encontrarte cualquier día allí, en tu celda? Y sabiendo que, por cada uno que se va, cientos, miles, se quedan.