En la última década, la Venezuela de Nicolás Maduro ha sido uno de los principales enemigos de Occidente. Las tensiones de Caracas con Estados Unidos culminaron con la implantación de un embargo petrolero al país sudamericano en 2019. Pero esos tiempos han pasado. La crisis energética de Europa y la ruptura de sus vínculos con Rusia han obligado a los países occidentales a buscar nuevos proveedores de petróleo y gas natural. En ese escenario, Venezuela ha vuelto a cobrar importancia, ya que es el país con más reservas probadas de crudo en el planeta.