La presencia de esclavos en la sociedad española fue muy habitual hasta mediados del siglo XIX. Desde el siglo XVI al XIX los europeos pudieron haber reducido a la esclavitud a cerca de 18 millones de personas, de los que se calcula que unos 700.000 (no solo africanos) fueron llevados a la Península Ibérica. En algunas ciudades como Cádiz o Sevilla, el porcentaje de población esclava llegaba hasta el 15 por ciento. Prácticamente todos los estamentos sociales poseían esclavos y esclavas, que se compraban en los mercados como cualquier otra mercancía. Aun hoy en día es posible encontrar vestigios claros de la presencia hasta época muy reciente de población esclavizada en nuestro país.