Durante décadas, la mano de obra esclava fue la base de la economía mundial. Los intercambios comerciales entre Europa y América estaban sustentados por los esclavos que trabajaban de forma masiva en los campos de algodón, café y azúcar. La colonia española de Cuba llegó a ser el territorio más rico, y la producción azucarera sostenía a la economía española. Por ello, en España amplísimos sectores, desde la propia Corona hasta empresarios, comerciantes e incluso pequeños propietarios se opusieron fuertemente a la abolición de la esclavitud cuando en países como Francia, Gran Bretaña o los Estados Unidos hacía décadas que lo habían hecho.