La “igualdad” puede sonar noble porque activa nuestro sentido de justicia. Pero es precisamente el abuso y la manipulación de ese concepto lo que ha provocado los peores crímenes de la historia. Todas las revoluciones comunistas prometieron igualdad; todas terminaron arrebatando #libertad y dignidad, igualando a sus pueblos en el nivel más bajo de la miseria. En los sistemas comunistas, el partido-Estado controla todos los medios de producción e impone una ideología oficial que se debe aceptar casi con fervor religioso. No hay nada más opresivo: no solo se elimina la riqueza y el conocimiento, también se cancela la posibilidad de que el individuo los obtenga por sí mismo. En un sistema de libertad económica siempre habrá diferencias: algunos serán más ricos, otros menos. En el comunismo, para evitar esa “injusticia”, todos son igualmente pobres. En libertad hay oportunidad; en el comunismo solo hay condena.