En un futuro próximo, la evolución humana ya no estará ligada a factores biológicos sino a los tecnológicos. Los laboratorios ya están imprimiendo órganos 3D usando un gel biocompatible que elimina el riesgo de rechazo, y están construyendo miembros robóticos versátiles para superar las limitaciones del cuerpo humano. Ya se habla de chips de memoria, ojos de rayos X y piernas infatigables de titanio que eventualmente nos transformará en humanos biónicos. La nanotecnología y la robótica están trabajando en máquinas tan pequeñas que pueden ser incorporadas en nuestros componentes orgánicos, convirtiéndose en parte de nosotros y transformándonos gradualmente en una especie de híbridos o ciborgs. Las posibilidades que se abren parecen infinitas.