Es difícil encontrar luz detrás de los muros. Hay quien la busca ayudando a los demás, o soñando con abrazar a su pareja, aunque esté presa en otra cárcel por su culpa.
Cartas, teléfonos, cristales, visitas… los muros entre el interior y el exterior adquieren muchas formas distintas. Son dos mundos separados por un frío cristal
Muchas veces, cuanto más cerca está la libertad, mayores son los miedos. ¿Dónde va alguien que ya no conoce a nadie fuera? ¿Cómo se evita volver a caer preso? ¿Cómo no pensar en que el tiempo pasa y que la muerte puede encontrarte cualquier día allí, en tu celda? Y sabiendo que, por cada uno que se va, cientos, miles, se quedan.