Néstor, así se llama el forastero, amenaza con matar a Camila: ya se conocían de antes y esto parece un ajuste de cuentas. Ella consigue frenarle al asegurarle que su hija está viva: si la mata, nunca la encontrará. Camila escribe una carta a su misteriosa amiga relatándole la aparición de Néstor. Cristóbal pretende resarcir a Emilia de la presión a la que ha sido sometida, pero entre mucho halago y cercanía, de la que es testigo Francisca, mientras Emilia lo sobrelleva con mucho disgusto. Cristóbal interroga a Francisca sobre Emilia, quiere saberlo todo de ella. Y así, mientras Alfonso espera a su mujer con impaciencia para hacer las paces, Cristóbal trata de camelarse a Emilia con una cena íntima en la que le pide que suba a su habitación con la excusa de un chal con el que quiere obsequiarle. Mencía explica su teoría sobre por qué se le acusa de robar una reliquia y abandonar su trabajo. Mencía marcha a Madrid a solucionar su contencioso. Alfonso está muy preocupado por Rosario, cree que la cercanía con Nicolás y su nieta podría ayudarle e intenta acercar posturas con su cuñado, pero no lo consigue. Gracia cierra definitivamente la tienda junto con Alfonso, en un adiós definitivo a Mariana y los sueños que tuvo. Francisca abronca a don Berengario por lo que considera una vulneración del secreto de confesión, sabe que Raimundo se ha enterado y eso era justo lo que quería evitar con su confesión. A la par Raimundo en La Casa de comidas interpreta lo contrario: un cambio de hábitos debe significar a la fuerza un toque de atención